El 17 de octubre de 1983, Raymond Aron se desplomaba víctima de un infarto en las escaleras de La Conciergerie, el Palacio de Justicia de París. Salía de testificar a favor del historiador Bertrand de Jouvenel, acusado de colaboracionista por el israelí Zeev Sternhell en su último libro, denuncia escrita del fascismo europeo. Las crónicas judiciales cuentan que el testimonio de Aron sobre la vida y obra de Jouvenel, su crítica demoledora al libro en cuestión, "Ni droite ni gauche", fueron fundamentales para que éste fuese condenado por el tribunal por difamación.
Aron, judío francés, voz temprana ante el hitlerismo, figura destacada de la resistencia en Londres, se encaraba en su último día de vida con un panfleto de denuncia del antisemitismo, de un escritor judío militante, y aportando criterios intelectuales a un desagradable proceso judicial por difamación. Su muerte, en medio de una polémica, en este contexto de paradojas y aparentes contradicciones, constituye fiel reflejo de su trayectoria intelectual, de su particular manera de ser liberal en el siglo XX.